En una tarde fría y helada de invierno, dos emprendedores exitosos se encontraron en un café vintage del centro de Madrid. «Intensis» y «Tranquiles», ambos en sus 45s, no se habían visto en tres años.
Conversando se dieron cuenta que enfrentaban las mismas presiones del día a día: hijos que criar, el estrés de gestionar sus negocios, el aumento del costo de la vida y la sensación de quedarse atrás ante el incesante ritmo de la innovación tecnológica.
Ambos buscaban respuestas.
Una forma de encontrar paz y significado en un mundo que parece cada vez más caótico e incierto.
A partir de ese día, cada uno tomó una decisión que cambiaría sus vidas para siempre.
«Intensis» eligió sumergirse por completo en la tecnología.
Convencida de que la eficiencia era la clave, automatizó cada aspecto de su existencia. Su casa se convirtió en un mar infinito de dispositivos inteligentes. Los algoritmos dictaban sus decisiones diarias, desde qué comer hasta con quién relacionarse. «La tecnología hace todo más fácil», repetía, mientras su reloj le indicaba que se diera una pausa, que era momento de respirar.
«Tranquiles», escogió un camino diferente.
Aunque utilizaba tecnología en su día a día, se negó a permitir que esta dirigiera su vida. Mantuvo rituales simples pero poderosos: caminatas sin teléfono por el parque, conversaciones cara a cara con amigos, ejercicios energéticos, escribir a mano… Descubrió que la verdadera innovación no venía de optimizar cada segundo, sino de nutrir su mundo interior, su intuición y su conexión con algo más grande que él mismo.
Un tiempo después, sus vidas comienzan a reflejar sus elecciones:
«Intensis» había alcanzado una eficiencia envidiable.
Su vida funcionaba como un reloj suizo digital. Pero algo se había perdido en el proceso. Ya no recordaba la última vez que había reído hasta llorar, o se había maravillado de la belleza de un atardecer, o había tenido una conversación profunda llena de significado. Su vida era eficiente, pero extrañamente vacía.
«Tranquiles» irradiaba una calma diferente.
No era perfecto – de hecho, abrazaba sus imperfecciones como parte de su humanidad. Usaba la IA y la tecnología, sí, pero como herramientas al servicio de su creatividad y conexión humana, no como un reemplazo. Sus relaciones eran muy profundas, su trabajo más significativo… en fin un vida más plena.
¿Te preguntas cuál es la diferencia en la vida de estas dos personas?
No fue la inteligencia, ni el acceso a la tecnología, ni la disposición para adaptarse.
La diferencia radicó en su comprensión de lo que significa ser humano en la era digital.
Y es por eso que nace Profundamente Imperfectos.
Profundamente Imperfectos es más que una comunidad. Es “El Sitio” si lo que quieres es:
Nunca antes en la historia hemos estado en un punto tan crítico. A más tardar en cinco años, la forma en que interactuamos con la tecnología cambiará dramáticamente. La tecnología está avanzando exponencialmente, y con ella, enfrentas una decisión fundamental:
¿Permitirás que la IA reemplace tu creatividad, intuición y conexiones humanas? ¿O aprenderás a usarla como una herramienta mientras mantienes viva tu esencia?
En todo caso, lo puedes comprobar al acceder a esta comunidad.
Esta decisión no puede esperar una década o una generación. Máximo cinco años. El momento es ahora.
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P.D.: No puedo prometerte que encontrarás todas las respuestas. De hecho, es probable que te hagas más preguntas. Pero puedo garantizarte un espacio seguro para explorar tu potencial humano en la era de la IA.
Esta no es una comunidad para todos. Profundamente Imperfectos es para ti si:
Dos sesiones mensuales profundamente imperfectas donde exploramos nuevas perspectivas sobre la IA, desarrollar tu empatía, tu inteligencia emocional, y liberarte de los miedos sociales para sacar todo tu potencial.
Seguro. Puedes participar por un mes en las dos sesiones y de allí valorar. Te aseguro que la información que vas a escuchar valen más que la suscripción mensual. Es más, diría que sólo una de ellas ya lo cubre. Recuerda que son temas que no escuchas en todas partes, y muchos menos en español.
Claro que si. La idea es ir mejorando todos los días. Puedes escribirme un email donde cuentes lo que quieres aprender de manera que lo compartamos con los socios. Por ejemplo, recibo emails donde me preguntan cómo pueden hacer en el día a día para resolver situaciones, como por ejemplo, el uso de la tecnología con los jóvenes o simplemente preguntas de reflexión para compartir con el grupo.
Te diría algunas ventajas, principalmente, además de las experiencias de las sesiones:
Yo te diría que es lo máximo. Pero, claro, soy parte interesada. Así que sólo tú te puedes guiar por tu intuición. Pero no te quepa ninguna duda de que estás en el momento adecuado para recibir apoyo para estos cambios que vienen. Son personas reales, contando cosas reales. Nada de cuentos. A partir de ahí, tú decides si esta membresía te interesa.
Mira, seamos honestos: la tecnología no va a detenerse.
Cada mañana te vas a despertar con una nueva app, un nuevo algoritmo, una nueva forma de automatizar tu vida.
Y sí, es abrumador. Lo sé porque yo también lo vivo.
¿Sabes qué?
En cinco años, vas a recordar este momento.
Vas a ver ese instante en que decidiste tomar las riendas. Cuando elegiste usar la tecnología en vez de que ella te use a ti. Cuando decidiste que tu humanidad vale más que mil algoritmos.
¿Te animas a dar este paso?
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